Todos sabemos lo que es el Alzheimer. Reconocer esta enfermedad degenerativa no es fácil y tampoco lo es convivir con una persona que la padece. En la mayor parte de los casos, los familiares lo pasan incluso peor que el propio enfermo que , pese a lo dolorosos de la afirmación, en muchos casos no se da cuenta del dolor que padece.
La posibilidad de acudir a fundación o asociación especializada en la atención a estos enfermos y sus familias es por ello, en muchos casos, el único consuelo que les queda a los seres queridos. Allí, no solo pueden compartir su experiencia con personal especializado, sino que también están en contacto con otras personas que están en su misma situación y que , por lo tanto, pueden entender por lo que están pasando.
Hace apenas veinte años, las familias difícilmente encontraban consuelo. Apenas se conocían los mecanismos de la enfermedad que, en la mayor parte de los casos, se detectaba en fases muy avanzadas. Encontrar una fundación o una asociación en la que hubiera personas en la misma situación era un desafío. Las familias, no obstante, siempre son las últimas en dejar de luchar. Fruto de este esfuerzo por mantener la esperanza y seguir mirando hacia delante, en 1991 nació la Fundación Alzheimer una entidad sin ánimo de lucro de ámbito estatal, cuyo objetivo es “ayudar, representar y mejorar la calidad de vida tanto de las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer como de sus cuidadores y de sus familias”.
La Fundación, reconocida por el patronato del Ministerio de Sanidad, no está vinculada partidos políticos, laboratorios o asociaciones médicas, sino que desde el esfuerzo de sus miembros, muchos de ellos voluntarios que colaboran ene l poco tiempo que les queda libre en su vida personal, intentan mejorar la calidad de vida de ese 7% de población mayor de 65 años que sufre la enfermedad en nuestro país.
Para ello, no solo prestan atención directa a enfermos y familiares, mediante la creación de grupos de apoyo psicológico y la organización de encuentros entre cuidadores, sino que también recaudan fondos para ayudar a las familias sin recursos a proporcionar una atención adecuada a estos enfermos, Y todo ello lo hacen sin olvidase de dos aspectos fundamentales: la divulgación a la sociedad de lo que es la enfermedad y los efectos que produce y el llamamiento constante a las autoridades para que promuevan la investigación, la única esperanza para encontrar, en el futuro, una cura a “la enfermedad del olvido”.
Actualmente existen en España más de un centenar de asociaciones y fundaciones que ayudan a los enfermos y familiares a sobrellevar lo mejor posible esta durísima enfermedad. Se pueden decir muchas cosas de ellas, pero sobre todo, la palabra que debemos decirles es gracias, por intentar hacer que un grave problema como este se convierta en algo un poco más llevadero.