Hace tres años que España debía haber aprobado el procedimiento básico para certificar la eficiencia energética de los edificios, aunque no fue hasta el pasado mes de abril cuando se hizo. A partir del 1 de junio, todas las compras, ventas y alquileres de pisos, locales, oficinas, etc. deberán ir acompañadas de un certificado energético y su etiqueta. Seguro que esto despierta muchos interrogantes entre los consumidores, pero la web de ANAE, la Asociación de los Consumidores de Energía, nos desvela alguna de estas incógnitas.
Seguramente, lo primero que nos preguntemos es qué es el certificado energético. Se trata de un documento donde a partir de un estudio previo individual, aparecen, al menos, los datos técnicos y administrativos de la edificación, su calificación energética (esto es la etiqueta energética) la relación de normativas energéticas, las actuaciones aconsejables para mejorar su climatización (se recomienda añadir el tiempo que tardarían en amortizarse si se realizan), el listado de todas las pruebas realizadas y el consumo energético anual y su equivalencia en emisiones de dióxido de carbono. Los certificados los expiden técnicos cualificados, arquitectos o ingenieros.
El precio y la duración son otras de las preguntas que pueden surgir. La primera depende del tipo de edificio del que se trate, la superficie, la información y los datos que le podamos ofrecer al técnico y, como no, el precio que cobre. Según ANAE, el precio puede oscilar entre los 1’5 y los 4 euros por metro cuadrado. Respecto a la duración, los certificados valen 10 años como máximo, y cuando caducan se tienen que renovar. Si antes de que se cumplan los 10 años hacemos una obra que mejore la calificación siempre podemos renovarlo de forma voluntaria.
El Real Decreto sobre los certificados energéticos establece que cada comunidad autónoma creará su registro de certificados, que tendrá la posibilidad de realizar las inspecciones y controles técnicos necesarios para certificar que se cumple con la normativa, y en caso de que no sea así de sancionar a quien corresponda.
Los edificios que superen los 500 metros cuadrados destinados al público están obligados a mostrar la etiqueta energética en un lugar destacado y bien visible, como los accesos. Esto también es obligado para los edificios públicos de más de 250 metros cuadrados. La normativa también establece que a partir de 2021 todos los edificios de nueva construcción deberán tener un consumo de energía prácticamente nulo, una medida que para los edificios públicos se adelanta a 2019.
Foto: procsilas
Certificación energética Zaragoza
El certificado energético es un primer paso, que yo entiendo como de concienciación del gran público sobre las consecuencias, hasta ahora poco conocidas, del consumo de energía. Hemos asociado siempre la contaminación a la generación de residuos y a la destrucción de habitats naturales, pero el consumo poco eficiente y racional de energía puede abocarnos hacia una crisis ambiental sin precedentes. El principal causante de las emisiones de CO2 es la quema de combustibles derivados del petróleo como fuentes energéticas (transporte, climatización, generación de energía electrica, etc). Solo reduciendo el consumo de energía se logrará reducir las emisiones de CO2.