Cómo ya hemos visto en otra entrada, en la que analizábamos qué es esto de la reputación online, la imagen que proyectamos en la Red está influida por dos factores: lo que nosotros decimos de nosotros mismos y lo que los demás dicen de nosotros.
En este sentido, Internet incide en ambas partes de la suma. Porque gracias a los medios sociales podemos decir la nuestra y conseguir visibilidad: haciendo un blog, gestionando activamente nuestros perfiles en las redes sociales… podemos explicar todo lo que sabemos de un tema y posicionarnos como expertos. Y porque gracias a los medios sociales, también los demás pueden opinar y conseguir que su mensaje llegue fácilmente a más gente. Pueden hacerlo a través de su blog, opinando en los blogs de otros o participando en las redes sociales.
Ante esta realidad, podemos hacer dos cosas: adoptar una actitud pasiva y hacer como si esto no fuera con nosotros, dejando toda nuestra reputación en manos de terceros, o actuar proactivamente y gestionar directamente nuestra reputación. Es cierto que no podremos evitar que alguien nos critique, pero imaginemos que alguien dice en Facebook que nosotros hemos dicho tal cosa y no es cierto. Si lo detectamos (y hay herramientas que permiten hacerlo), como mínimo podremos dar nuestra versión de los hechos y gestionar así nuestra reputación online.
Ciertamente, a nivel individual y personal no es habitual que la gente nos vaya criticando por la Red, lo que en el caso de empresas y productos es más común: por una mala experiencia con un producto, por mala atención en un servicio… Pero nuestra vida ya es, también, digital. Y es que no podemos evitar ser digitales.
Pero no pensemos sólo en negativo. Podemos hacer una lectura positiva de este nuevo escenario: los medios sociales nos permiten expresarnos y ser visibles, y esto es útil tanto si trabajas en una empresa como si lo haces por tu cuenta. Cuando gestionas tu reputación estás creando tu marca personal, y esta te acompañará siempre, vayas donde vayas. Porque tu reputación es tuya, personal e intransferible.
Así, se convierte en la mejor carta de presentación a nivel profesional. Las empresas de selección de personal buscan candidatos en las redes sociales, pero también contrastan la información de nuestro currículo en la Red y testean nuestra reputación digital. Gestionar adecuadamente tu reputación se puede convertir en una oportunidad profesional. Nunca había sido tan fácil mostrar y demostrar todo lo que sabes, lo que has hecho, lo que te gustaría hacer, lo que eres capaz de hacer.