Las mujeres del campo latinoamericano están dispuestas a defender sus derechos en Río+20, la conferencia sobre desarrollo sostenible que organiza las Naciones Unidas en Brasil el próximo mes de junio. Vienen de 13 países distintos pero comparten infinidad de cosas; todas ellas trabajan en el campo, todas ellas padecen las mismas carencias en cuanto a servicios básicos de educación y de salud, todas ellas sufren la violencia machista y la dureza de un trabajo tan duro como poco productivo debido a la falta de medios. Todas ellas callan y aguantan su nula influencia en la política, por el hecho de ser mujeres y pobres.
Por todo eso han organizado un evento en Ecuador y se han reunido para acordar propuestas y una agenda de trabajo que presentarán en dicha conferencia. Es el III Encuentro de mujeres rurales de Latinoamérica y el Caribe, y aquí todas cuentan, todas tienen voz y voto, todas pueden sentirse verdaderas ciudadanas y ejercer libremente todos los derechos que les corresponden. No lo tienen nada fácil tampoco a la vuelta a sus comunidades, donde también deben luchar duro para ser escuchadas y donde la primacía del hombre sobre la mujer todavía goza de gran arraigo entre la población.
Aún así, año tras año se muestran decididas a no rendirse y a seguir con sus justas reivindicaciones. Una vida digna, una educación básica para todos, una sanidad en condiciones y un respeto por su condición de mujeres y también por qué no, de trabajadoras. Son conquistas sociales que desgraciadamente todavía no han llegado a muchas sociedades rurales de Latinoamérica.