A tan sólo diez días de la investidura de Mariano Rajoy como presidente del gobierno español y en pleno despliegue mediático por el caso de Iñaki Urdangarín, sale a la luz una noticia cuanto menos preocupante. El regreso del Parido Popular al poder no va a dar un respiro a la ciudadanía. Aquellos que se las prometían felices y que avistaban un desahogo en sus cuentas bien confundidos que están. Los conservadores pueden prometer puestos de trabajo –está todavía por ver que cumplan dicha promesa–, pero lo que no van a hacer –puesto que tampoco lo han afirmado nunca– es hacer que el bolsillo de los españoles esté más holgado.
Empecemos por la presión que las compañías eléctricas está ejerciendo sobre el futuro ejecutivo. Son varios los medios de comunicación que se hacen eco de la propuesta de subir el precio de la luz a los ciudadanos. Por una parte, hay que admitir que el déficit del sistema eléctrico es más que elevado: 20.000 millones de euros. Sin embargo, por otra, hemos de añadir que el ciudadano medio, que está sufriendo uno de los peores panoramas en materia de desempleo desde que se instauró la democracia en España, no tiene la capacidad adquisitiva para hacer frente a una nueva subida de la luz. El futuro gobierno ha hecho migas con la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) y le ha prometido abaratar el despido. Además, se prevé una reducción del subsidio por desempleo bastante elevada. Es decir, mientras nos quedamos sin trabajo, sin derechos laborales, las empresas pretenden aumentar sus ingresos a costa de lo poco que nos queda a los consumidores. La capacidad de ahorro en España se está yendo al garete. Pero lo más grave es que la capacidad de consumo está menguando de tal manera que se está poniendo en peligro el motor económico del país.
En una sociedad consumista como en la que vivimos, para que las empresas avancen, tiene que haber una demanda fuerte que haga frente a las previsiones de producción. Si no la hay, malo para los empresarios. Pues bien, parece que estos se han dado cuenta que estamos ante el fin del mundo consumista como lo conocemos y quieren aprovecharse hasta el último céntimo de lo que nos queda en los bolsillos. Problemas no van a tener con un gobierno dispuesto a venderlo todo con el fin de sanear las cuentas estatales.
Foto: andoni_beristain